Es difícil apartar la mirada del Big Three cuando se analiza a los Miami Heat. Lebron James, Dwyane Wade y Chris Bosh son all stars perennes, tres jugadores en la élite de la liga cuyo brillo oculta al resto de un roster muy justito para más inri. Pero la gran diferencia en estas finales entre Heat y Thunder ha llegado de donde menos se esperaba, de los secundarios de Spoelstra. Ver para creer.
Todos señalábamos a James Harden como el factor X de la serie... y los gregarios de South Beach nos han dejado con un palmo de narices. De memorable deben calificarse las finales de Shane Battier. La leyenda de Duke, integrante de la clase media durante toda su trayectoria en la liga (desde que aterrizó en Memphis junto a un largilucho español natural de Sant Boi), el yerno perfecto... ha promediado 11.6 puntos por partido con unos porcentajes de acierto asombrosos, y en los dos primeros duelos sus certeros triples fueron puñales directos al corazón de los chavales de Oklahoma.
Menos regulares pero también decisivos han resultado Mario Chalmers y Mike Miller para los campeones. Los 25 puntos del point guard de Kansas en el cuarto partido dejaron a los Thunder al borde de una sentencia que les llegaría un par de días después, tras los 23 puntos y 5 rebotes del tirador que ya jugara en Florida durante su etapa universitaria. Intrascendente durante todo el año, el bueno de Miller pareció esperar agazapado los 6 meses de temporada hasta el momento grande, el partido del anillo. Sus 7 triples de 8 intentos acribillaron a los de Scott Brooks.
Lebron, Dwayne y Chris son los nombres más repetidos estos días en la NBA, pero los de Shane, Mario y Mike no deberían irles a la zaga. Ellos tiene mucha culpa de que El Rey haya acabado ocupando su trono...
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