Aires vintage soplan en el Madison. La familia Knickerbocker comienza a ilusionarse de nuevo, como todos los veranos tras el enésimo fracaso. Los movimientos de la gerencia, claramente enfocados al ahora, podrían garantizar un grupo competitivo para la próxima temporada. Para empezar, un perro viejo armará el ataque de los Bockers.
Jason Kidd, el mito, el segundo mejor pasador de la historia de la NBA, ha decidido darse el gustazo de jugar en la capital del mundo, cumplido su objetivo tras ganar el anillo en Dallas. Todos somos conscientes de que el Kidd de Phoenix o el de los Nets está muy lejos ya... pero incluso la actual versión del genio californiano es perfectamente capaz de poner orden en el juego del equipo durante 25 minutos cada noche, además de erigirse en modelo y guía para Jeremy Lin (en caso de que los Knicks igualen la oferta de Houston, como parece a cierre de estas líneas) y el prometedor Iman Shumpert. Entre las dos debilidades de ambos point guards está la de controlar el ritmo de juego, algo en lo que Jason lleva 18 años impartiendo clínics en la mejor competición del planeta basket.
La segunda novedad es el retorno de un viejo conocido del Madison. Aquel fogoso joven (todo intensidad saliendo desde el banquillo), que comenzaba a comerle la tostada al crepuscular Ewing en las finales de 1999, vuelve a los Bockers tras partir en 2002 y después de una gran trayectoria como especialista en defensa y rebote allá por donde pasó. Como recambio de Tyson Chandler, Marcus Camby otorga a los Knicks un dúo con un potencial defensivo sin parangón en la liga en la posición de center. El Samurái vuelve a casa.
Las renovaciones del polémico pero genial J.R Smith (un regalo por 2.8 millones de dólares) y del tirador Novak aumentan la profundidad del roster de Mike Woodson, a falta de concretarse si se igualará la oferta de los Rockets por Lin (30 millones por 4 temporadas). Y luego está el caso de Pablo Prigioni. Como enamorado del juego del argentino (que glorifica la profesión de playmaker cada vez que salta a la cancha), el que escribe prioriza de nuevo sus habilidades en la dirección sobre sus 35 primaveras. Ver jugar a un equipo con Kidd y el pampero al timón será todo un lujo para cualquier buen aficionado a nuestro deporte.
Aún con el eterno problema de incompatibilidad entre Carmelo y Stoudamire como telón de fondo, los Knicks 2012/2013 han conseguido ilusionar de nuevo a este seguidor Bocker, esperando que al fin sea posible disfrutar de una tropa que nos enorgullezca en el momento de la verdad, transitando por la jungla de los playoffs. Poca cosa hace falta para encender a los creyentes del Garden, con dos o tres perros viejos es más que suficiente...
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