El Wild West anda asustado con los Oklahoma City Thunder. El trabajo de Sam Presti en los antiguos Supersonics ha sido grandioso, construyendo poco a poco un equipazo llamado a dominar la liga. Haciendo gala de un aprovechamiento perfecto de sus elecciones en el draft, Westbrook, Ibaka y Harden han ido llegando para unirse a Kevin Durant y formar una escuadra que emana juventud y talento por los cuatro costados. Todo parece de color de rosa en la franquicia del Trueno pero, incluso en la situación aparentemente idílica de la tropa dirigida por Scott Brooks, existe el riesgo permanente de que la calma salte por los aires. Un vestuario de baloncesto, como compendio de individuos con sus respectivas personalidades, es por naturaleza inestable. Y en el caso de OKC, el foco de esa inestabilidad tiene un nombre propio: su point guard All Star, Russell Westbrook.
Es la historia más vieja del mundo. La ambición y el ego, inherentes al ser humano, son perfectamente capaces de destruir sociedades llamadas al éxito. Ya lo vimos a principios del S XXI en los Lakers de Shaq y Kobe (que coleccionaron anillos mientras aguantó su viciada convivencia) y, según la intuición del que escribe, lo veremos en breve en el equipo del estado de las Grandes Llanuras. Ya ha habido ecos de pequeños roces, pero lo grande está aún por llegar...
Westbrook es un jugador joven, en plenitud física, con enormes posibilidades y ganas infinitas de llegar a lo más alto. Y, en su manera de entender la profesión, alcanzar sus límites como jugador y ser segundo de Durant por los siglos de los siglos no casan. Además, la lucha por transformar a Russell en un playmaker cerebral está perdida de antemano, dada su pertenencia a la estirpe de bases anotadores, que necesitan el balón en las manos y muchos tiros para sentirse importantes.
La situación es radicalmente opuesta a la del dúo Lebron-Wade, sus antagonistas en las pasadas finales de la NBA. Dwayne es un jugador más maduro, ya ganó un anillo siendo protagonista absoluto, y está sufriendo un lento declive debido a problemas físicos. Una conjunción de factores que desembocan en la aceptación del rol de segundo de abordo.
Se admiten apuestas: ¿cuánto tardará el #0 de los Thunder en reclamar la pelota naranja en los últimos segundos de partidos apretados?, ¿exteriorizará aún más Durant su enfado ante las explosiones de su compañero en partidos como el famoso de los 43 puntos ante los Heat en la gran final?.
La película se repite: para tipos como Westbrook, el mundo nunca es suficiente...
A mi Westbrook no me gusta para nada,si, ha llegado a las finales y anoto 43 puntos en un partido, y despues que? Si hasta Chalmers y cia se salieron contra el. No tiene tiro exterior,vive de las penetraciones y sacar faltas que la mitad de las veces ni son y para jugar de base no tiene la vision de juego de otros como Rondo,CP3 y cia. Buen jugador no lo niego pero a mi no me gusta y dudo que con el vayan a ganar algo.
ResponderEliminarWestbrook es otro tipo de base. CP3 y mi idolatrado Rondo son bases puros, Russell es un point guard anotador. Por su condición y carácter necesita juego y protagonismo, y ahí va a chocar con Durant. No digo que sea un jugador del nivel de KD, pero creo que no se va a conformar siendo su Pippen particular.
ResponderEliminarEn cuanto al tema de Chalmers: es cierto que tuvo un partido muy bueno en las finales, pero en mi opinión Westbrook es un defensor de buen nivel.