Nuestra historia comienza con un supuesto boicot acaecido en el All Star de 1985. Michael Jordan, el rookie volador de los Bulls, llegaba a la gran cita con ganas de comerse el mundo...y salía de la pista con la sensación de haber sido víctima de un complot por parte de los veteranos de la liga que, para proteger su estatus ante el arrollador novato, habían consensuado no compartir la pelota naranja con Air. Y, de entre todos los boinas verdes, el joven Mike señaló a uno en particular, cuyo nombre figuraría desde aquel día en la primera página de su libro de agravios: el director de juego del combinado del este, Isiah Thomas.
Nuevo salto temporal. Trienio 1988-89-90. Playoffs. Los Bulls de Jordan buscan hacer historia logrando el primer título colectivo para un Michael que ya tiranizaba la NBA en el apartado individual. Pero temporada tras temporada los toros se estampan contra un muro pétreo, inabordable: los Detroit Pistons de Isiah Thomas. Con las Jordan Rules de Chuck Daly como telón de fondo, la defensa al límite del reglamento de los Bad Boys y los dobles e incluso triples marcajes sobre el #23 dejan una y otra vez en la cuneta a los de Illinois, con la consiguiente frustración de Air. Aquellos Pistons ganarían los anillos de 1989 y 1990, con Zeke (nacido en Chicago, ironías del destino) a un nivel estelar.
Jordan nunca olvidaría aquellas afrentas y, a pesar de la dulce venganza contra los de la Mo-Town en los playoffs de 1991, encontraría el momento de canalizar su rencor acumulado sobre Thomas...
La noticia de la exclusión del base a la hora de confeccionar la lista para los juegos de Barcelona careció de condicionantes objetivos desde el mismo momento de su anuncio. La carrera del point guard (retirado un par de años después de aquel episodio), con 2 anillos de campeón ( MVP en las finales contra los Lakers de Magic, promediando 27.6 puntos y 7 asistencias en aquellos 4 partidos), 12 All Stars (con 2 MVPs del partido de las estrellas) y unos números de 19.2 puntos y 9.3 asistencias por noche en sus 13 campañas como profesional, contaba con méritos más que de sobra para ingresar en aquella pléyade de colosos... salvo que recibiera el veto directo del mismísimo Michael Jordan.
Con Pippen y Magic de su lado (curiosa la relación de amor-odio entre los playmakers de Lakers y Pistons), la amenaza de Jordan de abandonar el equipo se impuso, y Thomas no formó parte de la expedición que arrasó en la Ciudad Condal.
Con motivo de los fastos por el citado 20 aniversario del mejor equipo que jamás a pisado una cancha, los periodistas han acudido en enjambre sobre Zeke que, en un gesto que le honra, ha esquivado elegantemente la polémica. El que escribe nunca ha sido un admirador declarado de Isiah, mucho menos en su faceta en banquillos y despachos, trufada de escándalos y charlotadas varias. Pero en este punto la reflexión es clara: la foto de los 12 de Barcelona 92 nunca estará completa del todo, siempre faltará la figura del explosivo caudillo de los Bad Boys. Al César lo que es del César.