Es cierto que se trata de una misión titánica: derrotar a los Miami Heat del Big Three, un equipo confeccionado para ganar con la mayor de las urgencias, para el que no plantarse en las finales sería una decepción mayúscula... pero muchos esperábamos bastante más de los Knicks en los dos primeros partidos jugados en Florida, y lo que nos queda es una paliza impresentable en el 1º y una derrota más digna en el segundo (con la guinda de la payasada de Amare ya en los vestuarios). Ahora que la serie viaja al Madison, los pronósticos dicen que los Bockers se irán de los playoffs por la puerta de atrás, con un nuevo y humillante sweep igualito al del año pasado.
La racha de los neoyorquinos en playoffs es ya de 11 derrotas consecutivas... y tras el puñetazo de STAT al extintor el ala-pívot es baja confirmada al menos para el tercer duelo. La defensa que Woodson había implantado en la tropa se ha ido por el sumidero en cuanto los de la Gran Manzana han pisado territorio Playoffs, y los partidos están siendo un bucle de penetraciones de Lebron y Wade con escasa oposición de los rivales. Para colmo de males, el rookie Shumpert, seguramente el mejor defensor exterior del equipo, se lesionó en el primer partido y será baja hasta el curso que viene. Todo son problemas para el equipo de la capital del mundo, cuyas únicas notas positivas son la recuperación de Chandler (recientemente nombrado Jugador Defensivo del Año) y el buen segundo partido de Melo.
Fundamental mejorar el acierto en los tiros propios y bajar el de los Heat, además de mantener la buena actividad reboteadora, si se quiere rascar alguno de los dos partidos en casa. Además, con la baja de Amare, será vital un aumento en la aportación ofensiva de gente como J.R Smith, Baron Davis (fenomenal en los primeros cuartos... para desaparecer en el resto de los 2 partidos iniciales) o Steve Novak. El hundimiento de Fields no ha cojido a nadie por sorpresa (ya sucedió lo mismo el año pasado ante Boston) y su fecha de caducidad en la franquicia parece andar muy próxima.
La cosa parece clara hasta para el Knickerbocker más optimista: intentar irse de vacaciones de la forma más digna posible y comenzar a planificar la siguiente temporada, con la patata caliente de Stoudemire más de actualidad que nunca. A su visible incompatibilidad con Anthony (o muy compleja cuanto menos) se suma ese gancho al mobiliario del pabellón de los Heat. Las explicaciones del dorsal 1 del equipo y de los medios que siguen al conjunto, remitiendo a la frustración por la derrota y por su rol en el ataque, no eliminan la terrible falta cabeza y responsabilidad de un tipo que ha dejado a sus compañeros en paños menores justo en el momento decisivo de la temporada... pero que no dudará en llevarse hasta el último dólar de los más de 18 millones que figuran en su contrato de este año.
Una vez más el equipo de Nueva York se erige en foco infinito de noticias en la NBA, y se mantiene en primera plana pese a perder por 33 puntos en su estreno en la guerra por el anillo (con diferencia la derrota más vergonzosa hasta el momento de los 16 equipos participantes). El brillo de los Knicks lo resiste todo.
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