Michael Jordan revolucionó el mundo del baloncesto, eso nadie lo duda. A su dominio sin piedad de la competición (6 anillos con los Chicagos Bulls, incluyendo el mejor registro jamás logrado en una regular season con 72 victorias por 10 derrotas) sumó una reinvención asombrosa del marketing deportivo con su unión a la firma Nike, que creció de la mano del escolta hasta convertirse en la monstruosa multinacional que es a día de hoy.
Pero los tiempos como jugador de Air quedaron atrás, y a su labor actual en los despachos hay que sumarle un record bastante distinto de los que coleccionaba con pantalón corto: el líder de aquellos Bulls de los 72 partidos ganados preside ahora al equipo que ha logrado el peor record de la historia de la NBA esta misma temporada. 7 victorias y 59 derrotas son los números de los Charlotte Bobcats 2011/2012, el peor ratio de triunfos de la historia de la mejor liga del mundo...
Los Bobcats han deambulado todo el curso como la banda que son, de bochorno en bochorno, con un roster delirante que el propio Mike se encargó de debilitar aún más tras el parón del All Star. Entrenados por un Paul Silas desbordado, los linces han "competido" con un grupete de chavales jóvenes que no sobradamente preparados, y un veterano de vuelta de todo como Corey Maggette. Sonadas han sido las declaraciones de Silas y su conato de pelea con el pívot Tyrus Thomas, de quién se esperaba mucho este año y que ha despachado una campaña infame.
23 derrotas consecutivas (racha abierta de cara al curso 2012/2013), 87 puntos anotados de media por los casi 101 encajados...las únicas noticias positivas para los de Carolina del Norte han sido Henderson y el rookie Kemba Walker, además del número alto que pescarán en el draft (siempre con las reservas que provoca el boss, que escogió en su día al mítico Kwame Brown con el nº1 en los Wizards...). Todo indica que, en caso de contar con la elección más alta, el poderoso Anthony Davis se unirá a los linces con el título universitario bajo el brazo (MOP inluido). Misión titánica para el chico de la universidad de Kentucky salvar a estos Bobcats del ridículo más absoluto.
El propio Jordan se ha quejado de que sus colaboradores, impresionados por el halo que desprende, son incapaces de cuestionar sus decisiones, lo que convierte a su grupo de trabajo en una suerte de palmeros y aduladores que nunca aportarán otro punto de vista al chairman. Y conociendo el desmedido ego de Mike, seguros estamos de que no le molestarán lo más mínimo los piropos constantes de su equipo...
Pese al gran margen salarial disponible y a algún prometedor jugador, o cambian mucho las cosas en la clase dirigente o los nubarrones negros no dejará de amenazar el futuro de una franquicia de record...
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