Titulábamos el pasado domingo "Cuando el orgullo es la única salida", para presentar las finales del este 2012. Con 2 partidos ya disputados, nuestras elucubraciones se van haciendo poco a poco realidad. Los de Florida mandan con solvencia en la serie, que viajará ahora a Massachusetts.
Tras aplastar a Boston en el primer partido, los Heat se llevaron anoche también el segundo, sobreponiéndose a unos Celtics con sus dos principales armas (el orgullo irreductible y un espectacular base a los mandos) a pleno rendimiento.
Ayer los celtas desafiaron realmente a Lebron y Wade y, tras una primera parte sensacional (en la que llegaron a estar 15 puntos arriba), acabaron postrados frente a la superioridad física de The King (que no logró finiquitar el choque en el tiempo reglamentario, arrojando más dudas aún sobre su condición de clutch player) y compañía. Asombra la facilidad con la que James ha solucionado la baja de Chris Bosh, ocupando él mismo la posición de ala-pívot para promediar 10.8 rebotes en la serie contra los Pacers, y 11.5 hasta el momento frente a los Celtics.
La tropa de Doc Rivers, espoleada por un brutal Rondo, se sobrepuso a la furibunda reacción de los Heat en el tercer cuarto... para acabar sucumbiendo en la prórroga. Mención aparte merece la prodigiosa actuación de Rajon: los 53 minutos del partido en cancha para 44 puntos, 8 rebotes, 10 asistencias, 3 robos de balón y únicamente 3 pérdidas. El mejor Chalmers posible (22 puntos y 6 asistencias para el point guard de los de Spoesltra) acabó fagocitado por el general de Kentucky una vez más. Y así será durante toda la serie...
Los Orgullosos Verdes seguirán luchando al amparo de su público, y el Beat The Heat atronará en el TD Garden. Ahora toca comprobar si con eso les llegará a los agotados Celtics...
jueves, 31 de mayo de 2012
martes, 29 de mayo de 2012
La mano que mece la espuela...
Siempre se le ha echado en cara la forma en la que llegó al banquillo de los Spurs... y ciertamente aquel episodio distó un mundo de la elegancia y moralidad exigible a cualquiera que se vista de los pies a la cabeza. Pero en un mundo ultra-profesionalizado como el NBA los puñales vuelan, y nadie está a salvo de ser traicionado por el tipo más cercano.
A comienzos de la temporada 1996-97 Gregg Popovich era el presidente de operaciones de los San Antonio Spurs, y George Hill dirigía al equipo desde el banquillo. A Hill le tocó comerse el marrón de comenzar la temporada sin el pilar del equipo, un David Robinson lesionado durante los primeros 18 partidos de la temporada. Y justo el día del retorno del Almirante llegó el mazazo: Pops se cargaba fulminantemente al coach para encargarse él mismo del equipo en la pista. Las críticas arreciaron contra el antiguo miembro de inteligencia de la Air Force, que aguantó una nueva lesión de Robinson para acabar pescando aquel verano la primera elección del draft.
Y aquí comenzó la edad dorada de la franquicia tejana. Elegir a Tim Duncan para acompañar a Robinson, en uno de los mejores combos interiores de siempre, no es el gran mérito de Popovich. Sí lo es haberse convertido en uno de los mejores entrenadores de todos los tiempos.
Draftear a Manu Ginobili con una elección Nº 57 del draft y luego convencer al crack de Bahía Blanca, con potencial de All Star perenne, de que liderar la segunda unidad era lo mejor para el equipo. Dar el mando de la tropa a un chaval francés de apenas 20 primaveras. Integrar jugadores a priori marginales (Bruce Bowen, Malik Rose, Devin Brown, Gary Neal...), que aumentan exponencialmente su valía bajo el manto protector del conjunto. Domar a cortocircuitos andantes como Stephen Jackson, siempre equilibrado con la sombra del entrenador de orígen serbio a sus espaldas. Mutar de un baloncesto defensivo y farragoso al juego anotador de esta temporada sin ir más lejos. Decisiones supeditadas a las herramientas disponibles, y dirigidas siempre a la potenciación de los dos mantras vitales de Popovich: EQUIPO y GANAR.
Y ahí siguen los Spurs, tras los anillos de 1999, 2003, 2005 y 2007. En la final del Oeste contra los pujantes Oklahoma City Thunder, que se llamaban Supersonics y jugaban en la lluviosa Seattle cuando los tejanos hacían historia en la liga.
Ya en la primera victoria de San Antonio ( 9-0 hasta el momento en playoffs), los buenos aficionados pudimos degustar algunas de las trampas de Gregg ha preparado para los chicos de Scott Brooks, sobre todo las ayudas en defensa ante las poderosas penetraciones a canasta del huracán Westbrook. Y lo que te rondaré morena...
La batalla del Álamo ha comenzado... una vez más.
A comienzos de la temporada 1996-97 Gregg Popovich era el presidente de operaciones de los San Antonio Spurs, y George Hill dirigía al equipo desde el banquillo. A Hill le tocó comerse el marrón de comenzar la temporada sin el pilar del equipo, un David Robinson lesionado durante los primeros 18 partidos de la temporada. Y justo el día del retorno del Almirante llegó el mazazo: Pops se cargaba fulminantemente al coach para encargarse él mismo del equipo en la pista. Las críticas arreciaron contra el antiguo miembro de inteligencia de la Air Force, que aguantó una nueva lesión de Robinson para acabar pescando aquel verano la primera elección del draft.
Y aquí comenzó la edad dorada de la franquicia tejana. Elegir a Tim Duncan para acompañar a Robinson, en uno de los mejores combos interiores de siempre, no es el gran mérito de Popovich. Sí lo es haberse convertido en uno de los mejores entrenadores de todos los tiempos.
Draftear a Manu Ginobili con una elección Nº 57 del draft y luego convencer al crack de Bahía Blanca, con potencial de All Star perenne, de que liderar la segunda unidad era lo mejor para el equipo. Dar el mando de la tropa a un chaval francés de apenas 20 primaveras. Integrar jugadores a priori marginales (Bruce Bowen, Malik Rose, Devin Brown, Gary Neal...), que aumentan exponencialmente su valía bajo el manto protector del conjunto. Domar a cortocircuitos andantes como Stephen Jackson, siempre equilibrado con la sombra del entrenador de orígen serbio a sus espaldas. Mutar de un baloncesto defensivo y farragoso al juego anotador de esta temporada sin ir más lejos. Decisiones supeditadas a las herramientas disponibles, y dirigidas siempre a la potenciación de los dos mantras vitales de Popovich: EQUIPO y GANAR.
Y ahí siguen los Spurs, tras los anillos de 1999, 2003, 2005 y 2007. En la final del Oeste contra los pujantes Oklahoma City Thunder, que se llamaban Supersonics y jugaban en la lluviosa Seattle cuando los tejanos hacían historia en la liga.
Ya en la primera victoria de San Antonio ( 9-0 hasta el momento en playoffs), los buenos aficionados pudimos degustar algunas de las trampas de Gregg ha preparado para los chicos de Scott Brooks, sobre todo las ayudas en defensa ante las poderosas penetraciones a canasta del huracán Westbrook. Y lo que te rondaré morena...
La batalla del Álamo ha comenzado... una vez más.
domingo, 27 de mayo de 2012
Cuando el orgullo es la única salida...
El orgullo y un estelar Rajon Rondo. Esas son las armas más fiables de los Boston Celtics, en una final del este desigual a priori. El Jurassic Park de Massachussets contra los Beach Boys de Miami, la lucha por el cetro de la conferencia está a punto de comenzar.
El aura de los Orgullosos Verdes, sus 17 títulos, los 3 futuros Hall Of Famers del roster ( cuatro si Rondo continúa con su estelar trayectoria)...todo ello empuja a un equipo muy justo en lo físico tras el brutal calendario de la campaña del lock out. Los 36 años de Garnett pesan, pese a la gran temporada que está haciendo el mítico ala-pívot. A Ray Allen, a punto de cumplir 37 primaveras, le ha llegado ya el declive definitivo. Y el capitán Paul Pierce, camino de los 35, se enfrenta a la titánica misión de competir contra un Lebron James en la cima de su carrera.
Por si fuera poco Boston llega tras una extenuante serie ante los Sixers, resuelta en 7 partidos farragosos y defensivos en su mayor parte. Los Celtics llegan con el depósito bajo mínimos... pero la exhibición de Rondo en los minutos decisivos de la batalla contra Philly (canastas definitivas y otro triple doble con 18 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias) llena de esperanzas a los habituales del TD Garden, que sueñan con que su vetusto Big Three logre meterse en las finales por tercera vez en 5 años, guiados por el playmaker de Kentucky.
Miami vs Boston. Las finales del este están servidas. Bon appetit.
El aura de los Orgullosos Verdes, sus 17 títulos, los 3 futuros Hall Of Famers del roster ( cuatro si Rondo continúa con su estelar trayectoria)...todo ello empuja a un equipo muy justo en lo físico tras el brutal calendario de la campaña del lock out. Los 36 años de Garnett pesan, pese a la gran temporada que está haciendo el mítico ala-pívot. A Ray Allen, a punto de cumplir 37 primaveras, le ha llegado ya el declive definitivo. Y el capitán Paul Pierce, camino de los 35, se enfrenta a la titánica misión de competir contra un Lebron James en la cima de su carrera.
Por si fuera poco Boston llega tras una extenuante serie ante los Sixers, resuelta en 7 partidos farragosos y defensivos en su mayor parte. Los Celtics llegan con el depósito bajo mínimos... pero la exhibición de Rondo en los minutos decisivos de la batalla contra Philly (canastas definitivas y otro triple doble con 18 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias) llena de esperanzas a los habituales del TD Garden, que sueñan con que su vetusto Big Three logre meterse en las finales por tercera vez en 5 años, guiados por el playmaker de Kentucky.
Miami vs Boston. Las finales del este están servidas. Bon appetit.
jueves, 24 de mayo de 2012
Playoffs de 2001: Iverson vs Carter... duelo en OK Corral
En el choque entre Philly y Boston de esta semana pudimos ver a Allen Iverson en el centro de la cancha, recibiendo el homenaje sincero de los fans de la ciudad del amor fraternal. Los rumores acerca de la desatrosa situación financiera del Hijo del Guetto (no por inesperados) entristecen a un servidor, que ha disfrutado mucho durante años con los milagros que solía protagonizar el pequeño genio de Virginia. Como merecido homenaje, viajemos al pasado para recordar uno de ellos.
Semifinales de la conferencia este, año 2001. 2 cañoneros en plenitud abanderan dos escuadras que se cruzan por un puesto en las finales de conferencia. Sixers vs Raptors. Iverson vs Carter. Balas silbando y cortando el aire.
El equipo de Philadelphia llegaba espoleado tras el fichaje de Mutombo y el nombramiento de MVP de la liga regular, que recayó en el pequeño escolta con el #3 a la espalda. En la banda, el profesor Brown trataba de dirigir los designios de la tropa, a la vez que batallaba con su díscolo escolta con más frecuencia de la deseada. Al otro lado, los de Toronto pisaban un territorio desconocido para la joven franquicia candiense tras cargarse a los Knicks en 1ª ronda, y con Vince Carter posterizando rivales con sus monstruosos mates día tras día.
En el primer choque los Raptors ganan 96-93 con el primer gran duelo entre los 2 anotadores: Vince Carter se va a 35 puntos con 7 asistencias, frente a los 36 puntos y 8 rebotes de Iverson. A partir de ahí, 7 batallas plagados de gestas: los 54 puntos de Iverson del 2º partido, los 50 de Vinsanity como respuesta a "The Answer" en el 3º, los 52 de nuevo de Iverson en la paliza brutal de los Sixers en el 5º partido, los 39 de Carter como réplica en el 6º.... Un espectáculo glorioso centrado en dos diabólicas máquinas de anotar.
Y de exhibición en exhibición llegamos al definitivo 7º partido. Con los dos líderes exhaustos y en sendas malas rachas de tiro, el equipo de Philly se impone para ganar 88-87 la batalla decisiva, bajo la sombra de un mastodóntico Mutombo y con Mckie enrachado por fuera. Vince falla el último tiro que podía haber dado el triunfo a los Raptors y se queda en 20 puntos con 9 asistencias y 7 rebotes (6/18 en tiros de campo), por los 21 puntos con 16 asistencias de AI (8/27 en tiros de campo).
Oportunidad perdida para un Carter en la cima de su carrera en aquel momento, que hasta ahora nunca ha logrado igualar tales cotas. También fueron aquellos los mejores playoffs de Iverson, hasta el punto de conducir a su equipo hasta las finales de la NBA contra los Lakers, para caer por 4-1 ante los invencibles de púrpura y oro. Aquella escuadra angelina de Shaq, Kobe y el tío Phil, del record 15-1 en postemporada, resultó demasiado para los de Larry Brown.
En definitiva, un pequeño homenaje para dos enormes jugadores en cuyas carreras (en imparable declive la de Carter, acabada la de Iverson) nos detendremos de forma individual próximamente.
miércoles, 23 de mayo de 2012
El Trueno contra la leyenda de Tim Duncan...
Los Thunder vienen confirmando las previsiones que les colocan como una más que posible dinastía a futuro. En los playoffs ya se han cargado a dos de los jugadores más importantes de los últimos 15 años. Primero fue Dirk Nowitzki quién mordió el polvo, incapaz de repetir la hazaña de la pasada temporada. En la segunda ronda fue Kobe Bryant, el hombre de los 5 anillos de campeón, quien sucumbió ante avalancha proveniente de Oklahoma.
Ahora en las finales del Salvaje Oeste aguarda otra leyenda de la liga, el tipo que cambió la historia de los San Antonio Spurs cuando le draftearon con el Nº1 del draft de 1997, desde la universidad de Wake Forest. Hablamos por supuesto de uno de los mejores ala-pívots de la historia de nuestro juego, el virtuoso técnico que ha hecho arte de suertes en desuso como el tiro contra tabla: Timothy Theodore Duncan.
El reto es importante para los poderosos Thunder de Durant y Westbrook. Los Spurs llegan con 8 victorias consecutivas en playoffs (18 si contamos los últimos partidos de regular season). Greg Popovich lo ha vuelto a hacer, y el Big Three de San Antonio viene apoyado por un fantástico elenco de secundarios ( Leonard, Jackson, Diaw, Neal, Blair, Booner) que marcan la diferencia. Dos años regulando esfuerzos para Duncan en liga regular han permitido que el veterano power-forward llege en forma al momento decisivo de la temporada, tras dar unas cuantas lecciones al joven Blake Griffin (21 puntos, 9.3 rebotes, 3.3 asistencias, 2 tapones y un 60% en tiros antes los Clippers). El durísimo juego interior de Oklahoma supondrá una gloriosa motivación para Timmy.
La clave de la serie bien podría estar en el duelo de bases: el explosivo Westbrook contra un Tony Parker al mejor nivel de su carrera. Sin olvidarnos de los clutch players, que podrían decidir los partidos apretados. Kevin Durant, el asesino con pinta de chaval que no ha roto un plato, ya lo ha hecho varias veces ante Mavs y Lakers. Y a Ginóbili todos le conocemos, así como su calidad para cambiar ritmos de juego y asumir posesiones decisivas.
El cetro del Salvaje Oeste está en juego: los pujantes Thunder vs los Spurs old school. Toca disfrutar de una verdadera batalla generacional.
Ahora en las finales del Salvaje Oeste aguarda otra leyenda de la liga, el tipo que cambió la historia de los San Antonio Spurs cuando le draftearon con el Nº1 del draft de 1997, desde la universidad de Wake Forest. Hablamos por supuesto de uno de los mejores ala-pívots de la historia de nuestro juego, el virtuoso técnico que ha hecho arte de suertes en desuso como el tiro contra tabla: Timothy Theodore Duncan.
El reto es importante para los poderosos Thunder de Durant y Westbrook. Los Spurs llegan con 8 victorias consecutivas en playoffs (18 si contamos los últimos partidos de regular season). Greg Popovich lo ha vuelto a hacer, y el Big Three de San Antonio viene apoyado por un fantástico elenco de secundarios ( Leonard, Jackson, Diaw, Neal, Blair, Booner) que marcan la diferencia. Dos años regulando esfuerzos para Duncan en liga regular han permitido que el veterano power-forward llege en forma al momento decisivo de la temporada, tras dar unas cuantas lecciones al joven Blake Griffin (21 puntos, 9.3 rebotes, 3.3 asistencias, 2 tapones y un 60% en tiros antes los Clippers). El durísimo juego interior de Oklahoma supondrá una gloriosa motivación para Timmy.
La clave de la serie bien podría estar en el duelo de bases: el explosivo Westbrook contra un Tony Parker al mejor nivel de su carrera. Sin olvidarnos de los clutch players, que podrían decidir los partidos apretados. Kevin Durant, el asesino con pinta de chaval que no ha roto un plato, ya lo ha hecho varias veces ante Mavs y Lakers. Y a Ginóbili todos le conocemos, así como su calidad para cambiar ritmos de juego y asumir posesiones decisivas.
El cetro del Salvaje Oeste está en juego: los pujantes Thunder vs los Spurs old school. Toca disfrutar de una verdadera batalla generacional.
martes, 22 de mayo de 2012
El canto del cisne angelino.
Se acabó, la etapa gloriosa que se abrió con la llegada de Gasol a Hollywood en Febrero de 2008 ha tocado a su fin. Los Lakers de las 3 finales consecutivas y de los 2 anillos de campeón entonaron ayer en Oklahoma su canto del cisne particular, en medio de la emocionante lucha de su líder por postergar un final inevitable.
La fórmula está agotada. Las señales que nos dejó el sweep del año pasado ante Dallas en segunda ronda se han confirmado este año. Tras una serie que no supieron rematar hasta el séptimo partido ante los Nuggets (con la dupla Bynum-Gasol insultantemente dócil hasta ese último duelo), el envite ante los Oklahoma City Thunder ha sido demasiado para los angelinos.
Cierto es que los Lakers han dejado escapar incomprensiblemente dos partidos (especialmente doloroso el segundo fuera de casa, en el que un gran trabajo en defensa se fue por el sumidero en unos infames minutos finales) que tenían perfectamente encauzados, pero se les ha visto durante toda la serie muy justos para competir con unos Thunder más frescos y agresivos, tanto en fase ofensiva como en defensiva. Y en esos minutos decisivos es cuando dicha inferioridad física se hecho patente con mayor claridad.
Las malas decisiones de Bryant en los momentos calientes (inesperadas en un tipo como él, el clutch player por excelencia) han lastrado a los Lakers, y su tendencia a absorber juego ofensivo y lanzarse una y otra vez contra las torres Thunder tampoco ha ayudado en determinados momentos a los de púrpura y oro. Pero, desde toda la subjetividad asociada a un análisis personal como éste, Bryant ha cumplido con su rol de líder en estos playoffs, dejándonos momentos para el recuerdo como ese partido ante Denver en el que, lastrado por la enfermedad, luchó hasta la extenuación por evitar la derrota. Postal parecida a la de ayer en Oklahoma, donde los Lakers llegaron hasta donde pudo su legendario escolta, que con 42 puntos peleó casi en solitario contra Durant y Westbrook, y mantuvo a los angelinos en el partido hasta las postrimerías del tercer cuarto. Veredicto: la Mamba Negra, para lo bueno y para lo malo, aún veterano y falto de frescura, nunca se esconde.
No puede decir un servidor lo mismo de Pau Gasol y Andrew Bynum,. La pareja interior de los Lakers, dos 7 pies talentosos y complementarios, diferenciales en definitiva, no han sido constantes ni atacando ni protegiendo su canasta en esta postemporada.
Gasol ha demandado más protagonismo en los sistemas ofensivos, pero cuando la bola caía en sus manos esa ambición verbalizada palidecía sobremanera. Los números, aunque nunca expliquen la totalidad del juego, son bastante rotundos: 12.5 puntos, 9.5 rebotes, 3.7 asistencias y 2.1 tapones. Interesante contribución en varias facetas pero escasísima agresividad en ataque, con unos porcentajes de acierto en los tiros similares a los de Bryant (un escolta, que además asume muchos más lanzamientos).
Bynum, pese a su irregularidad, completó una buena serie ante los Nuggets, bajando mucho sus prestaciones ante los Thunder. Incapaz de imponerse a unos pétreos Perkins e Ibaka, el center angelino tampoco ha sido un factor decisivo en las semifinales de conferencia.
Añadamos el patético desempeño de Barnes (cuando ha estado apto) y Sessions (trastazo absoluto el del base, tras su esperanzadora regular season), la aceptable aportación de un Metta que ya no está para parar a jóvenes monstruos como Durant o Harden, y los tiros esporádicos de Steve Blake (salvajemente criticado por fallos como el del segundo partido). Eso son los Lakers a día de hoy. Y esta realidad es inaceptable para el imperio púrpura y oro, con las máximas exigencias año tras año.
De nuevo resuenan los tambores de guerra en Hollywood, anunciando la inminente reconstrucción del roster. El verano será largo para Pau y Bynum, los elementos más atractivos que la franquicia puede ofrecer en el mercado, en busca del pointguard estrella que la tropa necesita. Y también lo será para el coach Brown, muy cuestionado por prensa y afición, que además ha tenido choques varios con los gallitos del vestuario. En el haber de Mike, la mejoría atrás de la escuadra. En el debe, sus inexistentes sistemas ofensivos.
Con todo, algo debe quedarnos claro: caiga quién caiga, e independientemente del tiempo que lleve el proceso, los Lakers volverán para reclamar el cetro de la liga. Siempre lo han hecho...
La fórmula está agotada. Las señales que nos dejó el sweep del año pasado ante Dallas en segunda ronda se han confirmado este año. Tras una serie que no supieron rematar hasta el séptimo partido ante los Nuggets (con la dupla Bynum-Gasol insultantemente dócil hasta ese último duelo), el envite ante los Oklahoma City Thunder ha sido demasiado para los angelinos.
Cierto es que los Lakers han dejado escapar incomprensiblemente dos partidos (especialmente doloroso el segundo fuera de casa, en el que un gran trabajo en defensa se fue por el sumidero en unos infames minutos finales) que tenían perfectamente encauzados, pero se les ha visto durante toda la serie muy justos para competir con unos Thunder más frescos y agresivos, tanto en fase ofensiva como en defensiva. Y en esos minutos decisivos es cuando dicha inferioridad física se hecho patente con mayor claridad.
Las malas decisiones de Bryant en los momentos calientes (inesperadas en un tipo como él, el clutch player por excelencia) han lastrado a los Lakers, y su tendencia a absorber juego ofensivo y lanzarse una y otra vez contra las torres Thunder tampoco ha ayudado en determinados momentos a los de púrpura y oro. Pero, desde toda la subjetividad asociada a un análisis personal como éste, Bryant ha cumplido con su rol de líder en estos playoffs, dejándonos momentos para el recuerdo como ese partido ante Denver en el que, lastrado por la enfermedad, luchó hasta la extenuación por evitar la derrota. Postal parecida a la de ayer en Oklahoma, donde los Lakers llegaron hasta donde pudo su legendario escolta, que con 42 puntos peleó casi en solitario contra Durant y Westbrook, y mantuvo a los angelinos en el partido hasta las postrimerías del tercer cuarto. Veredicto: la Mamba Negra, para lo bueno y para lo malo, aún veterano y falto de frescura, nunca se esconde.
No puede decir un servidor lo mismo de Pau Gasol y Andrew Bynum,. La pareja interior de los Lakers, dos 7 pies talentosos y complementarios, diferenciales en definitiva, no han sido constantes ni atacando ni protegiendo su canasta en esta postemporada.
Gasol ha demandado más protagonismo en los sistemas ofensivos, pero cuando la bola caía en sus manos esa ambición verbalizada palidecía sobremanera. Los números, aunque nunca expliquen la totalidad del juego, son bastante rotundos: 12.5 puntos, 9.5 rebotes, 3.7 asistencias y 2.1 tapones. Interesante contribución en varias facetas pero escasísima agresividad en ataque, con unos porcentajes de acierto en los tiros similares a los de Bryant (un escolta, que además asume muchos más lanzamientos).
Bynum, pese a su irregularidad, completó una buena serie ante los Nuggets, bajando mucho sus prestaciones ante los Thunder. Incapaz de imponerse a unos pétreos Perkins e Ibaka, el center angelino tampoco ha sido un factor decisivo en las semifinales de conferencia.
Añadamos el patético desempeño de Barnes (cuando ha estado apto) y Sessions (trastazo absoluto el del base, tras su esperanzadora regular season), la aceptable aportación de un Metta que ya no está para parar a jóvenes monstruos como Durant o Harden, y los tiros esporádicos de Steve Blake (salvajemente criticado por fallos como el del segundo partido). Eso son los Lakers a día de hoy. Y esta realidad es inaceptable para el imperio púrpura y oro, con las máximas exigencias año tras año.
De nuevo resuenan los tambores de guerra en Hollywood, anunciando la inminente reconstrucción del roster. El verano será largo para Pau y Bynum, los elementos más atractivos que la franquicia puede ofrecer en el mercado, en busca del pointguard estrella que la tropa necesita. Y también lo será para el coach Brown, muy cuestionado por prensa y afición, que además ha tenido choques varios con los gallitos del vestuario. En el haber de Mike, la mejoría atrás de la escuadra. En el debe, sus inexistentes sistemas ofensivos.
Con todo, algo debe quedarnos claro: caiga quién caiga, e independientemente del tiempo que lleve el proceso, los Lakers volverán para reclamar el cetro de la liga. Siempre lo han hecho...
viernes, 18 de mayo de 2012
Los faraónicos Heat en alerta roja...
Cuando los Miami Heat juntaron su fastuoso Big Three, todos identificamos con facilidad la pata más débil de un triunvirato que prometía anillos varios para la ciudad del estado de Florida ya desde su presentación: Chris Bosh, el jugador interior, era a priori el menos importante, eclipsado por el brillo de las otras 2 superestrellas. Pero aquella primera plantilla de la Dinastía Heat ( léase con sorna, nunca puedes prometer el segundo anillo cuando no has podido ni engarzarte el primero) contaba con elementos que, estando algunos al borde de la retirada, podían ser de utilidad dentro de la pintura. Hablamos de tipos como Haslem, Illgauskas o Dampier, que al menos aportaban kilos y faltas en la zona, factores de valor estratégico sobre todo en la guerra de los Playoffs.
Esta temporada los Heat se han encontrado en las semifinales del Este con 2 problemas de magnitud desconocida, y ante los que Spoelstra parece francamente bloqueado. El primero y fundamental son los Indiana Pacers, un equipo que ha asombrado a propios y extraños con un fenomenal juego en equipo impuesto por el joven coach Frank Vogel, que siempre predica la importancia del grupo por encima del individuo. Nadie daba un duro por los Pacers, pero el segundo de los reveses ha potenciado la peligrosidad de los del medio oeste: la lesión del Chris Bosh ha dejado el juego interior de los Heat en paños menores...y por la pintura de Indy transita gente como Roy Hibbert o David West. Blanco y en botella...
El hecho es que, sin el vilipendiado Bosh en pista (sobre todo para amenazar y sacar faltas a los gólems rivales, además de un trabajo en defensa correcto sin más), Indiana robó un partido en el American Airlines y, bajo la sombra de su colosal pívot jamaicano, se ha colocado 2-1 arriba en la serie al amparo de sus seguidores, en un estado en el que el basket es religión. Haslem, Turiaf y Joel Anthony se ven incapaces de resistir el poderío de Hibbert y la clase de West. Además, el perímetro de los Pacers (completísimo y de mucha calidad) está cumpliendo a la perfección, especialmente un George Hill espectacular desde el puesto de base titular.
Por si no habíamos tenido suficiente con el triunfo de Olimpiakos en la Euroliga, el baloncesto vuelve para enseñarnos que un grupo de buenos jugadores que creen en lo que hacen puede llevar al límite a las superestrellas ultrafavoritas.
El siguiente partido en Indianápolis se antoja vital para el devenir del duelo. De momento toca esperar...y amenizar la espera viendo una y otra vez los geniales tiempos muertos del coach Vogel. Baloncesto en estado puro.
Esta temporada los Heat se han encontrado en las semifinales del Este con 2 problemas de magnitud desconocida, y ante los que Spoelstra parece francamente bloqueado. El primero y fundamental son los Indiana Pacers, un equipo que ha asombrado a propios y extraños con un fenomenal juego en equipo impuesto por el joven coach Frank Vogel, que siempre predica la importancia del grupo por encima del individuo. Nadie daba un duro por los Pacers, pero el segundo de los reveses ha potenciado la peligrosidad de los del medio oeste: la lesión del Chris Bosh ha dejado el juego interior de los Heat en paños menores...y por la pintura de Indy transita gente como Roy Hibbert o David West. Blanco y en botella...
El hecho es que, sin el vilipendiado Bosh en pista (sobre todo para amenazar y sacar faltas a los gólems rivales, además de un trabajo en defensa correcto sin más), Indiana robó un partido en el American Airlines y, bajo la sombra de su colosal pívot jamaicano, se ha colocado 2-1 arriba en la serie al amparo de sus seguidores, en un estado en el que el basket es religión. Haslem, Turiaf y Joel Anthony se ven incapaces de resistir el poderío de Hibbert y la clase de West. Además, el perímetro de los Pacers (completísimo y de mucha calidad) está cumpliendo a la perfección, especialmente un George Hill espectacular desde el puesto de base titular.
Por si no habíamos tenido suficiente con el triunfo de Olimpiakos en la Euroliga, el baloncesto vuelve para enseñarnos que un grupo de buenos jugadores que creen en lo que hacen puede llevar al límite a las superestrellas ultrafavoritas.
El siguiente partido en Indianápolis se antoja vital para el devenir del duelo. De momento toca esperar...y amenizar la espera viendo una y otra vez los geniales tiempos muertos del coach Vogel. Baloncesto en estado puro.
martes, 15 de mayo de 2012
Lock out season...beware the Spurs
Todos los que vivimos el último lock out de la NBA recordamos lo que pasó...aquella temporada, que Phil Jackson minusvaloró adjundicándola un asterisco, los San Antonio Spurs arrasaron en los playoffs y se llevaron el primer anillo de su historia. Ya sé por dónde me vais a salir: ha llovido mucho desde aquel lejano 1999, en el que ilustres veteranos como Kobe Bryant contaba con 21 primaveras...pero en la franquicia tejana continúan dos tipos que ya se engarzaron la joya en las postrimerías del siglo XX, y no son dos elementos cualquiera: hablamos de Greg Popovich, flamante Entrenador del Año, y Tim Duncan, ala-pívot y leyenda de los del Álamo.
Los Spurs no deberían contar para el anillo. Duncan y Ginobili deberían estar jubilados y jugadores como Gary Neal o DeJuan Blair no parecían dar el nivel necesario para ayudar con consistencia en la NBA. Pero Greg Popovich lo ha vuelto a hacer. Los tejanos acabaron con el mejor record del Oeste, han masacrado a los Utah Jazz, y ahora amenazan a los nuevos Clippers de Chris Paul con las armas de siempre. Tony Parker dirige y ejecuta al mejor nivel de su carrera, Duncan agradece los descansos de su técnico y sigue haciendo daño por dentro, Ginobili se ha recuperado a tiempo para acaudillar la segunda unidad...pero es en el supporting cast donde la genialidad de Pops se manifiesta en toda su gloria.
Gary Neal y Danny Green amenazan desde el perímetro, DaJuan Blair aporta intensidad bajo los aros, el rookie Leonard mantiene en la postemporada su buen nivel de liga regular, y dos veteranos como Stephen Jackson y Boris Diaw se han unido a la tropa de marines recientemente. Asombra ver como el sargento Popovich logra sacar lo mejor de jugadores alejados de los grandes focos, pero con cualidades para aportar, siempre con el equipo como prioridad absoluta.
Porque eso son los Spurs en definitiva, un EQUIPO con mayúsculas, que cree a ciegas en su coach y que este año ha desarrollado un baloncesto de altísimo nivel tanto en ataque (103.7 puntos en regular season, en una temporada con concentración de partidos y marcadores bajos) como en defensa.
Los Clippers de CP3 y Griffin son el futuro...pero bien harían en no confiarse ante un equipo eterno, que ya ganaba cuando el monstruoso ala-pívot angelino cumplía 10 añitos.
Los Spurs no deberían contar para el anillo. Duncan y Ginobili deberían estar jubilados y jugadores como Gary Neal o DeJuan Blair no parecían dar el nivel necesario para ayudar con consistencia en la NBA. Pero Greg Popovich lo ha vuelto a hacer. Los tejanos acabaron con el mejor record del Oeste, han masacrado a los Utah Jazz, y ahora amenazan a los nuevos Clippers de Chris Paul con las armas de siempre. Tony Parker dirige y ejecuta al mejor nivel de su carrera, Duncan agradece los descansos de su técnico y sigue haciendo daño por dentro, Ginobili se ha recuperado a tiempo para acaudillar la segunda unidad...pero es en el supporting cast donde la genialidad de Pops se manifiesta en toda su gloria.
Gary Neal y Danny Green amenazan desde el perímetro, DaJuan Blair aporta intensidad bajo los aros, el rookie Leonard mantiene en la postemporada su buen nivel de liga regular, y dos veteranos como Stephen Jackson y Boris Diaw se han unido a la tropa de marines recientemente. Asombra ver como el sargento Popovich logra sacar lo mejor de jugadores alejados de los grandes focos, pero con cualidades para aportar, siempre con el equipo como prioridad absoluta.
Porque eso son los Spurs en definitiva, un EQUIPO con mayúsculas, que cree a ciegas en su coach y que este año ha desarrollado un baloncesto de altísimo nivel tanto en ataque (103.7 puntos en regular season, en una temporada con concentración de partidos y marcadores bajos) como en defensa.
Los Clippers de CP3 y Griffin son el futuro...pero bien harían en no confiarse ante un equipo eterno, que ya ganaba cuando el monstruoso ala-pívot angelino cumplía 10 añitos.
viernes, 11 de mayo de 2012
Gigantes amables.
Los Lakers se han metido en un lío importante: su serie ante los Denver Nuggets, que llegaron a dominar 3-1, tendrá séptimo partido. Para analizar la debacle angelina en los dos últimos duelos vamos a abandonar la diplomacia y a derrumbar una vez más los pilares de gran parte de la prensa española que trata la NBA, chauvinista a más no poder la mayor parte del tiempo.
Durante esta temporada, coincidiendo con la eclosión definitiva de Andrew Bynum, tanto los periodistas nacionales como el jugador de Sant Boi (tímidamente este último) han abogado por un mejor reparto del juego de ataque de los Lakers, con más balones para los gólems interiores y menos protagonismo para un Bryant con 33 años ya. Desde luego que las reivindicaciones tienen su parte de razón: un equipo con dos tipos con el tamaño y talento de Gasol y Bynum debe aprovecharlos lo máximo posible, lo contrario sería pegarse un tiro en el pie. Pero el talento no siempre va ligado a la ambición, a la agresividad. Y estas dos características, siempre en su justa medida, son vitales cuando transitas por la jungla que son los playoffs.
En el 5º partido de la serie, derrota en el Staples Center, Bryant se marchó a 43 puntos, con 31 tiros de campo efectuados. Lo sencillo sería acudir al mantra del egoísmo de Kobe, tantas veces enarbolado en las derrotas de los de púrpura y oro. Sin embargo, cualquiera que vea el partido reparará en la falta de agresividad de los pívots angelinos en ataque, ante la que el escolta decidió tomar el control para tratar de lograr una victoria que hubiera cerrado la batalla. Y eso por no hablar de la fase defensiva donde, tras el excelente trabajo del #17 en los primeros partidos, unos limitados McGee y Faried confeccionaron un elegante traje a medida a los guardianes de la pintura hollywoodense.
Pero el más claro ejemplo de lo que tratamos de explicar llegó en el partido de ayer en Colorado. Con Bryant visiblemente indispuesto, era la hora de los juggernauts. Los focos señalaban a Gasol y Bynum como los encargados de someter a los Nuggets de George Karl y evitar un siempre espinoso 7º duelo.
El resultado vuelve a dejar en mal lugar a la dupla interior (magnífica durante gran parte de la temporada, que no es cuestión de quitar méritos). En defensa asusta la pasividad de los perros guardianes ante las penetraciones del diminuto Ty Lawson (exhibición total del eléctrico playmaker de Denver). Y en ataque...la nada absoluta.
De nuevo tuvo que ser un renqueante Bryant el que asumiera los galones en fase ofensiva pese a hallarse el límite de sus fuerzas. Pero de nada sirvieron sus 31 puntos (con 13/23 en tiros de campo), con Pau en 3 puntos y Andrew en 11...
Fundamental para los Lakers que sus dos gigantes abandonen el modo amable y vuelvan a dar su verdadero nivel. O las vacaciones de verano llegaran antes de lo esperado...
Durante esta temporada, coincidiendo con la eclosión definitiva de Andrew Bynum, tanto los periodistas nacionales como el jugador de Sant Boi (tímidamente este último) han abogado por un mejor reparto del juego de ataque de los Lakers, con más balones para los gólems interiores y menos protagonismo para un Bryant con 33 años ya. Desde luego que las reivindicaciones tienen su parte de razón: un equipo con dos tipos con el tamaño y talento de Gasol y Bynum debe aprovecharlos lo máximo posible, lo contrario sería pegarse un tiro en el pie. Pero el talento no siempre va ligado a la ambición, a la agresividad. Y estas dos características, siempre en su justa medida, son vitales cuando transitas por la jungla que son los playoffs.
En el 5º partido de la serie, derrota en el Staples Center, Bryant se marchó a 43 puntos, con 31 tiros de campo efectuados. Lo sencillo sería acudir al mantra del egoísmo de Kobe, tantas veces enarbolado en las derrotas de los de púrpura y oro. Sin embargo, cualquiera que vea el partido reparará en la falta de agresividad de los pívots angelinos en ataque, ante la que el escolta decidió tomar el control para tratar de lograr una victoria que hubiera cerrado la batalla. Y eso por no hablar de la fase defensiva donde, tras el excelente trabajo del #17 en los primeros partidos, unos limitados McGee y Faried confeccionaron un elegante traje a medida a los guardianes de la pintura hollywoodense.
Pero el más claro ejemplo de lo que tratamos de explicar llegó en el partido de ayer en Colorado. Con Bryant visiblemente indispuesto, era la hora de los juggernauts. Los focos señalaban a Gasol y Bynum como los encargados de someter a los Nuggets de George Karl y evitar un siempre espinoso 7º duelo.
El resultado vuelve a dejar en mal lugar a la dupla interior (magnífica durante gran parte de la temporada, que no es cuestión de quitar méritos). En defensa asusta la pasividad de los perros guardianes ante las penetraciones del diminuto Ty Lawson (exhibición total del eléctrico playmaker de Denver). Y en ataque...la nada absoluta.
De nuevo tuvo que ser un renqueante Bryant el que asumiera los galones en fase ofensiva pese a hallarse el límite de sus fuerzas. Pero de nada sirvieron sus 31 puntos (con 13/23 en tiros de campo), con Pau en 3 puntos y Andrew en 11...
Fundamental para los Lakers que sus dos gigantes abandonen el modo amable y vuelvan a dar su verdadero nivel. O las vacaciones de verano llegaran antes de lo esperado...
lunes, 7 de mayo de 2012
El Orgullo Verde amenaza el Este.
Su ciclo debió acabar hace tiempo. Ya antes de plantarse en las finales de 2010 ante los Lakers nadie contaba con este grupo de veteranos, que cumplió con su objetivo engarzándose el anillo de 2008 (también ante su némesis angelina). Son viejos, están acabados, postergan erróneamente su reconstrucción...sentencias que todos hemos escuchado, leído o enunciado durante estos 4 años...pero los Celtics nunca se rinden, tal es el espíritu de la gloriosa franquicia de Massachusets.
Los dinosaurios están de nuevo en la lucha, en plena pomada de la conferencia. Liderados por el brutal Rajon Rondo desde el rol de playmaker (mejor pasador de la temporada, y líder en triples dobles con 6), Pierce, Garnett y Allen vuelven a meter miedo en el Este. De momento están arriba en su serie ante los duros Atlanta Hawks, con el base de exhibición en exhibición (las últimas un triple doble en el tercer partido y 20 puntos con 16 asistencias en el cuarto) y los veteranos a un sorprendente nivel físico. Sumémosle la aportación de Brandon Bass y Avery Bradley y tenemos una tropa muy peligrosa en territorio playoff, con mil batallas a sus espaldas y capaces de practicar una de las mejores defensas de la liga.
El propio Garnett, líder espiritual del equipo, lo confesó cuando le preguntaban por el porqué de su gran temporada: su fuente de motivación eran las críticas negativas, las voces que le daban por acabado. Los ataques nutren su legendario carácter competitivo.
Con los Bulls fuera de combate tras la lesión de Rose, los Miami Heat del Big Three son los favoritos número uno de la conferencia. Pero bien harían los de Florida en no fiarse del antiguo Big Three, con Rondo a la cabeza. A nadie le gusta luchar con el #9 por el ritmo del partido , competir en la zona con KG o jugarse el partido con la bola en manos de The Truth...
El Verde vuelve a estar de moda en los playoffs....
Los dinosaurios están de nuevo en la lucha, en plena pomada de la conferencia. Liderados por el brutal Rajon Rondo desde el rol de playmaker (mejor pasador de la temporada, y líder en triples dobles con 6), Pierce, Garnett y Allen vuelven a meter miedo en el Este. De momento están arriba en su serie ante los duros Atlanta Hawks, con el base de exhibición en exhibición (las últimas un triple doble en el tercer partido y 20 puntos con 16 asistencias en el cuarto) y los veteranos a un sorprendente nivel físico. Sumémosle la aportación de Brandon Bass y Avery Bradley y tenemos una tropa muy peligrosa en territorio playoff, con mil batallas a sus espaldas y capaces de practicar una de las mejores defensas de la liga.
El propio Garnett, líder espiritual del equipo, lo confesó cuando le preguntaban por el porqué de su gran temporada: su fuente de motivación eran las críticas negativas, las voces que le daban por acabado. Los ataques nutren su legendario carácter competitivo.
Con los Bulls fuera de combate tras la lesión de Rose, los Miami Heat del Big Three son los favoritos número uno de la conferencia. Pero bien harían los de Florida en no fiarse del antiguo Big Three, con Rondo a la cabeza. A nadie le gusta luchar con el #9 por el ritmo del partido , competir en la zona con KG o jugarse el partido con la bola en manos de The Truth...
El Verde vuelve a estar de moda en los playoffs....
miércoles, 2 de mayo de 2012
Los Knicks contra las cuerdas...
Es cierto que se trata de una misión titánica: derrotar a los Miami Heat del Big Three, un equipo confeccionado para ganar con la mayor de las urgencias, para el que no plantarse en las finales sería una decepción mayúscula... pero muchos esperábamos bastante más de los Knicks en los dos primeros partidos jugados en Florida, y lo que nos queda es una paliza impresentable en el 1º y una derrota más digna en el segundo (con la guinda de la payasada de Amare ya en los vestuarios). Ahora que la serie viaja al Madison, los pronósticos dicen que los Bockers se irán de los playoffs por la puerta de atrás, con un nuevo y humillante sweep igualito al del año pasado.
La racha de los neoyorquinos en playoffs es ya de 11 derrotas consecutivas... y tras el puñetazo de STAT al extintor el ala-pívot es baja confirmada al menos para el tercer duelo. La defensa que Woodson había implantado en la tropa se ha ido por el sumidero en cuanto los de la Gran Manzana han pisado territorio Playoffs, y los partidos están siendo un bucle de penetraciones de Lebron y Wade con escasa oposición de los rivales. Para colmo de males, el rookie Shumpert, seguramente el mejor defensor exterior del equipo, se lesionó en el primer partido y será baja hasta el curso que viene. Todo son problemas para el equipo de la capital del mundo, cuyas únicas notas positivas son la recuperación de Chandler (recientemente nombrado Jugador Defensivo del Año) y el buen segundo partido de Melo.
Fundamental mejorar el acierto en los tiros propios y bajar el de los Heat, además de mantener la buena actividad reboteadora, si se quiere rascar alguno de los dos partidos en casa. Además, con la baja de Amare, será vital un aumento en la aportación ofensiva de gente como J.R Smith, Baron Davis (fenomenal en los primeros cuartos... para desaparecer en el resto de los 2 partidos iniciales) o Steve Novak. El hundimiento de Fields no ha cojido a nadie por sorpresa (ya sucedió lo mismo el año pasado ante Boston) y su fecha de caducidad en la franquicia parece andar muy próxima.
La cosa parece clara hasta para el Knickerbocker más optimista: intentar irse de vacaciones de la forma más digna posible y comenzar a planificar la siguiente temporada, con la patata caliente de Stoudemire más de actualidad que nunca. A su visible incompatibilidad con Anthony (o muy compleja cuanto menos) se suma ese gancho al mobiliario del pabellón de los Heat. Las explicaciones del dorsal 1 del equipo y de los medios que siguen al conjunto, remitiendo a la frustración por la derrota y por su rol en el ataque, no eliminan la terrible falta cabeza y responsabilidad de un tipo que ha dejado a sus compañeros en paños menores justo en el momento decisivo de la temporada... pero que no dudará en llevarse hasta el último dólar de los más de 18 millones que figuran en su contrato de este año.
Una vez más el equipo de Nueva York se erige en foco infinito de noticias en la NBA, y se mantiene en primera plana pese a perder por 33 puntos en su estreno en la guerra por el anillo (con diferencia la derrota más vergonzosa hasta el momento de los 16 equipos participantes). El brillo de los Knicks lo resiste todo.
La racha de los neoyorquinos en playoffs es ya de 11 derrotas consecutivas... y tras el puñetazo de STAT al extintor el ala-pívot es baja confirmada al menos para el tercer duelo. La defensa que Woodson había implantado en la tropa se ha ido por el sumidero en cuanto los de la Gran Manzana han pisado territorio Playoffs, y los partidos están siendo un bucle de penetraciones de Lebron y Wade con escasa oposición de los rivales. Para colmo de males, el rookie Shumpert, seguramente el mejor defensor exterior del equipo, se lesionó en el primer partido y será baja hasta el curso que viene. Todo son problemas para el equipo de la capital del mundo, cuyas únicas notas positivas son la recuperación de Chandler (recientemente nombrado Jugador Defensivo del Año) y el buen segundo partido de Melo.
Fundamental mejorar el acierto en los tiros propios y bajar el de los Heat, además de mantener la buena actividad reboteadora, si se quiere rascar alguno de los dos partidos en casa. Además, con la baja de Amare, será vital un aumento en la aportación ofensiva de gente como J.R Smith, Baron Davis (fenomenal en los primeros cuartos... para desaparecer en el resto de los 2 partidos iniciales) o Steve Novak. El hundimiento de Fields no ha cojido a nadie por sorpresa (ya sucedió lo mismo el año pasado ante Boston) y su fecha de caducidad en la franquicia parece andar muy próxima.
La cosa parece clara hasta para el Knickerbocker más optimista: intentar irse de vacaciones de la forma más digna posible y comenzar a planificar la siguiente temporada, con la patata caliente de Stoudemire más de actualidad que nunca. A su visible incompatibilidad con Anthony (o muy compleja cuanto menos) se suma ese gancho al mobiliario del pabellón de los Heat. Las explicaciones del dorsal 1 del equipo y de los medios que siguen al conjunto, remitiendo a la frustración por la derrota y por su rol en el ataque, no eliminan la terrible falta cabeza y responsabilidad de un tipo que ha dejado a sus compañeros en paños menores justo en el momento decisivo de la temporada... pero que no dudará en llevarse hasta el último dólar de los más de 18 millones que figuran en su contrato de este año.
Una vez más el equipo de Nueva York se erige en foco infinito de noticias en la NBA, y se mantiene en primera plana pese a perder por 33 puntos en su estreno en la guerra por el anillo (con diferencia la derrota más vergonzosa hasta el momento de los 16 equipos participantes). El brillo de los Knicks lo resiste todo.
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