Siempre fue fácil adivinar las enormes posibilidades de Andrew Bynum. Desde que debutó con los Lakers en 2005, batiendo registros de precocidad que con las nuevas normas de David Stern ya nadie le arrebatará, se podía ver en aquel chaval de 18 años un digno sucesor a futuro del enorme Shaquille O´Neal en la franquicia de púrpura y oro.
El crío estaba muy verde, pero Phil Jackson supo darle importancia de forma progresiva, y solo una letal combinación de lesiones e inmadurez frenaron su evolución. En las 3 últimas temporadas Andrew ya amenazaba con romper definitivamente...Para acabar limitado a un tope de 65 partidos jugados por diversos problemas físicos. Pero lo que realmente preocupaba a la franquicia angelina era su falta de ética y compromiso durante los distintos procesos de recuperación (inolvidables aquellas fotos del center en plena fiesta en la mansión Playboy, priorizando el gatuneo sobre el descanso y las sesiones con los recuperadores del equipo). Hasta tal punto llegó el hartazgo que Bynum pasó a ser pieza de mercadeo junto a Pau en los intentos de los Lakers por hacerse con Chris Paul o Supermán Howard.
Pero los deseos no siempre se convierten en realidad y los Lakers (con cacicada de Mr Stern de por medio) se quedaron compuestos y sin traspaso. Coach Brown construyó un equipo de playoff desde la defensa y un ataque con 2 patas: Bryant y sus dos 7 pies. Y con el nuevo rol llegó la eclosión de Bynum: 17.9 puntos, 11.9 rebotes y 2 tapones en su hoja estadística, titularidad en el All Star Game, elogios unánimes... Parecía que al fin la regularidad había llegado a la vida del 5 de New Jersey. Pero las apariencias engañan, y la inmadurez de Andrew no podía permanecer más tiempo arrinconada en un segundo plano...
Durante el tercer cuarto del partido ante los Warrios del pasado 27 de Marzo, con su equipo arriba 56-50 en un duelo a cara de perro, una bombillita se enciende en la cabeza de Bynum y el gólem de 2,13 metros decide tirarse un triple en lugar de continuar con la circulación de balón del ataque Laker. El cabreo del entrenador es palpable y razonable: la carrera del #17 contabiliza 8 intentos de 3 en 7 años, con 1 único acierto: la envidia de cualquier gran tirador sin duda...
La niñería (de un tipo camino ya de los 25 años) acaba con nuestro protagonista castigado en el banquillo y con unas delirantes declaraciones post-partido argumentando unos irrefrenables deseos de evolución en su juego.
Y tras la indisciplina llegó una nueva lesión de tobillo que mantiene al pívot de baja a día de hoy. Parece que el tema no es de importancia y el jugador estará a tope para unos playoffs en los que Kobe y Cía le van a necesitar centrado y en forma si quieren aspirar a dar la sorpresa en el Oeste. Es la gran oportunidad para Andrew, la hora de rematar su enorme campaña y demostrar que la consistencia llegó para quedarse, que la organización puede confiarle el núcleo de la pintura. Aprovecharla o preparar la maleta durante el verano californiano dependerá de su respuesta ante el reto.
Talento inconsciente y sobre todo físico inconsciente. 25 años mucha pasta en el bolsillo, son muchos los jugadores NBA que se vuelven locos. Creo que si se concentra y las lesiones le dejan jugar puede ser un Pivot para marcar registros, no digo que llegue a ser mejor que Shaq pero acercarse si. Haber que tal se le dan los Playoffs, puede ser un punto de inflexión en su carrera...
ResponderEliminarDesde luego los playoffs van a ser una buena prueba para él. Hay que admitir en su haber que está trabajando mucho y bien los movimientos en el poste bajo, cada año hay más en su arsenal ofensivo.
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