Rumores constantes de traspasos, lesiones, rendimiento irregular...el Jurassic Park de Massachusetts parece cercano a colgar el cartel de cerrado, pero hasta que tal extremo se confirme los Orgullosos Verdes van a seguir peleando, espoleados por su eterno carácter de campeones.
Danny Ainge montó el proyecto del Big Three en el ya lejano 2008 para devolver la gloria a la mítica franquicia, que no se engarzaba un anillo desde los tiempos en que el actual manager compartía pista con Larry Bird en la década de los 80. La apuesta funcionó y los Celtas ganaron el campeonato ese mismo curso, además de volver a las finales en 2010 para caer en 7 partidos ante su némesis californiana.
Pero la realidad hoy es bien distinta. En las oficinas siempre fueron conscientes de que el equipo tenía fecha de caducidad...Y el momento de acometer la necesaria reconstrucción ha llegado. Con Garnett cerca de los 36 años, Allen camino de los 37 y el capitán Pierce con 34 primaveras cumplidas, el futuro debería pasar por una renovación guiada por Rajon Rondo. Sin embargo, afrontar la tarea nunca es fácil y el clima se ha enrarecido sobremanera en la franquicia.
Los contratos de Garnett y Allen expiran este año, lo que dejará al equipo un importante margen de maniobra salarial (independientemente de que se les renueve un año más por el mínimo). A Pierce aún le restan 2 años y más de 32 millones de dólares por embolsarse, de ahí que Ainge no esconda sus deseos de darle pasaporte más allá de sentimentalismos. Pero es que el nombre de Rondo también ha saltado a la palestra en estos días de mercadeo NBA.
El caso del base es diametralmente opuesto al de los dinosaurios célticos. Nadie duda de que el #9 es uno de los mejores playmakers de la liga (ahí queda su última exhibición de 18 puntos, 17 rebotes y 20 asistencias...brutal triple-doble que no se veía desde tiempos de Chamberlain), pero su difícil temperamento genera choques recurrentes con el coach Rivers. Con jugadores como Rondo no queda otra que hacer balance de pros y contras, y para confrontar ese exceso de carácter están sus habilidades defensivas y de dirección del juego, sin parangón en todo el gremio. De la decisión que se tome en torno a Rajon dependerá el futuro verde...Y los Lakers andan agazapados, sabedores de que el point guard de 26 años sería el mejor relevo posible para un Derek Fisher que debió abandonar el timón hace mucho. Así, las estrategias de los enemigos irreconciliables (y a la sazón los dos imperios más grandes del basket mundial) parecen entrelazarse en una cruel burla del destino. La eterna batalla Celtics-Lakers continúa, también en los despachos...
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