miércoles, 5 de septiembre de 2012

Aullidos lejanos...



Los nuevos Wolves de Ricky Rubio y Kevin Love renovaron las ilusiones de los fans de Minneapolis la pasada temporada, hasta la lesión del base español. Un equipo joven, vistoso y con un record del 50% en victorias-derrotas, presente semana tras semana entre los highlights de la competición. Imposible no echar la vista atrás y recordar otro impactante proyecto de los Timberwolves a finales del S XX, construido también en torno a un point guard y a un power forward tan espectaculares o más que Rubio y Love.

Temporada 96/97. Con un bisoño chaval recién llegado desde el instituto a punto de comenzar su segunda campaña entre los profesionales (un tal Kevin Garnett), los Wolves dan la bienvenida vía draft a otro chico prometedor, un ambicioso base de la universidad de Georgia Tech llamado Stephon Marbury. El equipo, aún con Tom Gugliotta como máximo anotador, pasaría instantáneamente de 26 a 40 victorias, y la pareja Garnett-Marbury comenzaría a cimentar su entendimiento en la pista, completado además por una incipiente camaradería fuera de ella.

Toda la liga señalaba ya hacia Minneapolis buscando el futuro de la competición, y los Lobos no iban a defraudar a críticos y aficionados. El curso 97/98 vería la eclosión de Garnett como jugador total (18.5 puntos, 9.6 rebotes, 4.2 asistencias, 1.7 robos de balón y 1.8 tapones como promedios), y su dúo con un eléctrico e imaginativo Marbury (17.7 puntos y 8.6 pases de canasta por noche) disparó las ilusiones de los fans de Target Center, dejando de paso muecas varias de asombro en el resto de pabellones de la liga. 45 victorias, playoffs y gran actuación en primera ronda ante los potentes Seattle Supersonics.

http://www.youtube.com/watch?v=dJwtok8UgvI

El futuro estaba en manos de la joven camada de lobos, pero la cabeza de Steph se hallaba a pleno rendimiento, fraguando otros planes. En una decisión que marcaría el resto de su carrera deportiva (para nada prolija en fructíferas aventuras de postemporada), Marbury decide abandonar Minnesota en busca de un equipo en el que ser el capo absoluto, con contrato y estatus de primer espada. La decisión sorprende y defrauda a toda la franquicia, sobre todo a su amigo Garnett que, alejado del arqueotipo de jugador egoísta y acaparador de juego, nunca entendería la partida del explosivo playmaker.

Con Starbury rumbo a New Jersey apenas consumidos 18 partidos de la temporada 98/99, el ilusionante proyecto saltaba por los aires y aquellos impactantes Wolves quedarían en una letanía, en un aullido lejano... Perdido en el tiempo y entre las hipótesis de lo que pudo ser.

3 comentarios:

  1. Me encanta la foto con las dos portadas.

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  2. Fantástico artículo. Y me uno a la opinión de Cobi.

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  3. Muchas gracias por las valoraciones!. Una verdadera pena que aquellos Wolves se desintegraran por la falta de cabeza de Marbury. Con todo, Steph siempre será uno de mis jugadores favoritos.

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