En el mundillo del baloncesto existen varios mantras, unos con más seguidores que otros. Seguramente el principal sea que la defensa es siempre la base de un equipo ganador, y ciertamente no anda nada mal encaminado. Pero todos tenemos nuestro corazoncito...y normalmente (siempre que no haya amores de por medio) la gente se alinea del lado del equipo ofensivo, que sale a la carrera a la mínima oportunidad: ¿quién no deseó un anillo para los Sacramento Kings de Rick Adelman o para los Phoenix Suns de D´Antoni y Steve Nash?. Cada vez que estos equipazos, con la anotación por bandera, se estrellaban contra escuadras más sólidas, a los nostálgicos de los partidos a 100 puntos se nos escapaba alguna lagrimilla furtiva...
Este fin de semana (en la siempre apasionante Copa del Rey de baloncesto) el Real Madrid ha dado una alegria a los amantes del basket fulgurante, de transición, lo que aquellos salvajes Warriors de Don Nelson acuñaron como Run & Gun. Con el míster Pablo Laso cuestionado por las últimas duras derrotas ante Siena y Bilbao en Euroliga (que han comprometido sobremanera la clasificación para los merengues), el que fuera gran base del equipo blanco no ha renunciado nunca a su estilo. Y, tras una tremenda exhibición en la final ante el todopoderoso Regal Barcelona, el talento en ataque ha llevado al Madrid ha ganar un título que llevaba 19 años resistiéndosele. Ni siquiera el inabordable juego interior blaugrana y su extraordinaria defensa ha podido parar la ofensiva rival, con Llull y Carroll estelares. En el choque de estilos, los 91 puntos del Madrid han salido victoriosos. Ganar a galope.
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